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Sara Huerta, Una Mujer Excepcional

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Mi abuela, Sara, nació en Guayaquil, Ecuador el 30 de Julio de 1905. Desde pequeña tuvo inquietudes culturales tales como la música. Aprendió a tocar el piano, el arpa y el acordeón. Eso estaba muy bien para el momento en que vivía ya a que las mujeres no se les permitía estudiar formalmente. Era mal visto que las mujeres asistieran a Instututos Superiores tales como la Universidad. En aquella época, lo que necesitaba una mujer era saber bordar y cocinar, eso era lo que la sociedad exigía de una mujer. Además, debían casarse muy jóvenes, hay que recordar, que el promedio de vida de aquel momento era bajo. La gente moría a los 50 o 60 años máximo. Era muy común que la mujer muriera al dar a luz. Mi abuela Sara fue casada en un matrimonio arreglado por sus padres a los 14 a años de edad. Mi mamá nació cuando mi abuela sólo tenía 15 años, luego nacieron mis dos tías. A los 19 años mi abuela quedo viuda y con una fortuna que le permitía vivir cómodamente. Se negó a regresar a la casa de sus padres. En esa época era mal visto que una viuda, si tenía padres viviera sola. Decidió que quería estudiar, ella había estado estudiando por su cuenta mientras estaba casada con mi abuelo. Presentó los exámenes para entrar a la Universidad de Guayaquil lo que produjo un gran escándalo. Dice mi abuela que, " los exámenes fueron orales y escritos, además con jurados y testigos." Se incribió en la escuela de Derecho para ser abogado como mi abuelo. Fue muy duro para ella, además de que fue muy criticada incluso por el resto de la famila. Ella tenía otra pasión la arquelogía. No había una escuela de arqueología como tal, lo que existía era un grupo de personas preocupadas por descubrir la cultura de sus ancestros. Mi abuela Sara fue la primera mujer en el Ecuador en dedicarse formalmente a la arqueología. En este grupo de personas no había la competencia ni los perjuicios que había encontrado en la Universidad. Así que empezó a dedicarle el 100% de su tiempo a la actividad arqueológica. Lo que le trajo más problemas familiares y sociales porque ahora usaba pantalones, prenda usada sólo por hombres.

Era común que se encontraran restos arqueológicos en excavaciones no planificadas para tal fin por ejemplo, en la excavación para la construcción de un edificio. También tenían noticia de descubrimientos arqueológicos en las regiones de Cuenca y Esmeralda, dos provincias del Ecuador. De manera que este grupo de personas, entre ellos mi abuela, se organizaron y comenzaron a colectar y clasificar las relíquias encontradas. Se empezaron a realizar mapas arqueológicos de las zonas y excavaciones organizadas; también se dictaban conferencias para dar a conocer los descubrimientos. Este grupo de amantes de la arqueología carecía de fondos para seguir adelante en sus estudios, se puede decir que se mantenían por donaciones y por esfuerzo propio de sus miembro, tampoco tenían sede propia. Como mi abuela era viuda y tenía una casa grande, parte de la casa sirvió de sede para este grupo de amantes de la arqueología. Recuerdo cuando era pequeña y la íbamos a visitar, era familiar encontrar vasijas de barro con collares hechos de piedra y tallados a mano. Ella me contaba lo que significaba cada dibujo y la importancia de los mismos. Me contaba también lo importante que es el estar ligado al pasado. Ella me decía "si no conoces tú pasado no puedes labrar un futuro, porque el pasado es parte de tí y hay que estar orgullosos de él". Con el correr de los años se creó el Instituto Arqueológico, donde los pioneros fueron los integrantes del grupo al que pertenecía mi abuela. Ella todavía vive, está en Italia con mi tía. Ya no tiene la misma energía de antes, pero es una gran conversadora y todavía mantiene la lucidez para recordar hechos que a otros se le ha olvidado. Yo considero a mi abuela Sara un ejemplo a seguir, por su coraje y valentía. Ella enfrentó a su familia y la sociedad por defender un ideal. Creo que ha tenido una vida muy felíz y todos estamos orgullosos de ella.

Con todo mi amor para mi abuela Sara.

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